Ensayo: "Necropolítica seguido de Sobre el gobierno privado indirecto "

 Necropolítica: El Poder sobre la Vida y la Muerte en la Sociedad Contemporánea

Introducción

En las últimas décadas, la reflexión filosófica y política sobre el poder ha experimentado un giro fundamental gracias a pensadores como Michel Foucault, quien introdujo el concepto de biopolítica para describir la manera en que los Estados modernos gestionan la vida de sus ciudadanos. Sin embargo, Achille Mbembe, en su influyente ensayo "Necropolítica", propone una ampliación y radicalización de este análisis al centrar la atención en la capacidad del poder soberano para decidir no solo sobre la vida, sino también sobre la muerte. Este ensayo explora el concepto de necropolítica, sus implicaciones en el mundo contemporáneo y su relevancia para comprender las formas actuales de violencia, exclusión y control social.

Desarrollo

Biopolítica y Necropolítica: Un Cambio de Paradigma

Antes de adentrarnos en la necropolítica, es fundamental comprender el concepto de biopolítica. Según Foucault, la biopolítica es el conjunto de mecanismos mediante los cuales el poder moderno regula la vida de las poblaciones, gestionando la salud, la reproducción, la sexualidad y la seguridad. La biopolítica se caracteriza por el interés del Estado en "hacer vivir y dejar morir", es decir, en maximizar la vida y minimizar la muerte dentro de ciertos límites.

Sin embargo, Mbembe señala que esta perspectiva resulta insuficiente para explicar muchas de las formas extremas de violencia y exclusión que caracterizan a las sociedades contemporáneas, especialmente en contextos marcados por la guerra, el colonialismo y el racismo. Para Mbembe, el poder soberano no se limita a gestionar la vida, sino que también ejerce el derecho de matar, de exponer a ciertos cuerpos a la muerte o a una vida indigna de ser vivida. Así surge el concepto de necropolítica: la política de la muerte, el arte de decidir quién debe vivir y quién debe morir.

El Poder Soberano y la Producción de Zonas de Muerte

Uno de los aportes centrales de Mbembe es su análisis del poder soberano como la capacidad de decidir sobre la vida y la muerte. Este poder, lejos de haber desaparecido en la modernidad, se ha transformado y adaptado a nuevas formas de dominación. La necropolítica se manifiesta en la creación de "zonas de muerte", espacios donde la ley se suspende y la vida humana pierde su valor.

Mbembe utiliza ejemplos históricos y contemporáneos para ilustrar este fenómeno. El colonialismo, por ejemplo, es una forma paradigmática de necropolítica, pues implica la creación de territorios donde la violencia es la norma y los colonizados son reducidos a la condición de "vida desechable". En la actualidad, las guerras, los campos de concentración, las cárceles y los guetos urbanos son espacios donde la necropolítica se despliega con toda su crudeza.

Necropolítica y Racismo

Un aspecto fundamental de la necropolítica es su vínculo con el racismo. Mbembe sostiene que el racismo es el mecanismo mediante el cual el poder soberano justifica la exposición de ciertos grupos a la muerte. El racismo permite dividir a la humanidad entre quienes merecen vivir y quienes pueden ser sacrificados. Así, la necropolítica se convierte en una política de gestión diferencial de la muerte, donde la vida de algunos vale menos que la de otros.

Este análisis resulta especialmente pertinente en el contexto de las migraciones, las fronteras militarizadas y la violencia policial. Los migrantes, los refugiados, las minorías raciales y los habitantes de los márgenes urbanos son frecuentemente tratados como cuerpos "matables", sujetos a la violencia estatal o paraestatal sin que ello genere escándalo o indignación social.

Necropolítica y Globalización

La necropolítica no es un fenómeno exclusivo de los Estados-nación, sino que se ha globalizado y diversificado en la era contemporánea. La economía global, las guerras asimétricas, el terrorismo y la securitización de la vida cotidiana han dado lugar a nuevas formas de necropolítica. Mbembe destaca cómo el neoliberalismo y la privatización de la seguridad han generado espacios donde la vida humana es gestionada como un recurso descartable.

En este sentido, la necropolítica se manifiesta en la proliferación de fronteras, muros y dispositivos de control que separan a los "incluidos" de los "excluidos". Los campos de refugiados, los centros de detención migratoria, las zonas de guerra y los barrios marginales son ejemplos de espacios donde la vida es precarizada y la muerte se convierte en una presencia cotidiana.

Necropolítica y Subjetividad

La necropolítica no solo afecta a los cuerpos, sino también a las subjetividades. La exposición constante a la violencia, la precariedad y la amenaza de muerte produce formas específicas de subjetividad marcadas por el miedo, la desesperanza y la resignación. Mbembe señala que la necropolítica genera sujetos "vivientes-muertos", personas que sobreviven en condiciones de extrema vulnerabilidad, sin acceso a derechos ni reconocimiento social.

Esta dimensión subjetiva de la necropolítica es fundamental para comprender la reproducción de la violencia y la exclusión en las sociedades contemporáneas. La necropolítica no solo mata cuerpos, sino que también destruye proyectos de vida, sueños y posibilidades de futuro.

Resistencias a la Necropolítica

A pesar de la crudeza del diagnóstico de Mbembe, es importante señalar que la necropolítica no es un destino inevitable. En todo el mundo, existen formas de resistencia y lucha contra las políticas de la muerte. Los movimientos sociales, las organizaciones de derechos humanos, las comunidades indígenas y afrodescendientes, y los colectivos de migrantes han desarrollado estrategias para enfrentar la necropolítica y afirmar el derecho a la vida digna.

Estas resistencias se expresan en la denuncia de la violencia estatal, la exigencia de justicia, la creación de espacios de cuidado y solidaridad, y la construcción de alternativas al modelo necropolítico. La lucha por la vida es, en última instancia, una lucha por la dignidad, la justicia y el reconocimiento de la humanidad de todos los seres humanos.

Necropolítica en América Latina y Ecuador

El concepto de necropolítica resulta especialmente relevante para analizar la realidad de América Latina y, en particular, de Ecuador. La región ha sido históricamente escenario de políticas de muerte, desde la colonización y el genocidio indígena hasta las dictaduras militares, la violencia policial y la exclusión de los pueblos originarios y afrodescendientes.

En el caso de Ecuador, la necropolítica se manifiesta en la criminalización de la protesta social, la represión de los movimientos indígenas, la violencia contra las mujeres y las personas LGBTIQ+, y la precarización de la vida en los barrios populares. La pandemia de COVID-19 evidenció de manera dramática la desigualdad en el acceso a la salud y la exposición diferencial a la muerte, especialmente en zonas como Guayaquil.

Además, la migración forzada, la trata de personas y la violencia en las fronteras son ejemplos de cómo la necropolítica opera en el contexto ecuatoriano, afectando a los sectores más vulnerables de la sociedad. Frente a esta realidad, es fundamental desarrollar una conciencia crítica y promover políticas orientadas a la protección de la vida y la dignidad de todas las personas.

Conclusión

La necropolítica, como lo plantea Achille Mbembe, es una herramienta teórica fundamental para comprender las formas contemporáneas de poder, violencia y exclusión. En un mundo marcado por la proliferación de guerras, fronteras, desigualdades y racismo, la necropolítica nos obliga a preguntarnos quiénes tienen derecho a vivir y quiénes son condenados a la muerte o a una vida indigna.

Frente a este panorama, la reflexión sobre la necropolítica no debe conducirnos al pesimismo o la resignación, sino a la acción y la resistencia. Es necesario denunciar las políticas de muerte, exigir justicia y construir alternativas que afirmen el valor de toda vida humana. Solo así podremos avanzar hacia una sociedad más justa, solidaria y humana, donde la vida, en toda su diversidad, sea protegida y celebrada.

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